Las cafeterías con animales están muy de moda en Japón y además de gatos y conejos, ahora existen también bares dónde los clientes pueden interactuar con búhos y serpientes exóticas.
En el caso de los búhos, la mayoría de estos animales viven permanentemente dentro de los locales dónde, aunque hayan sido criados en cautividad, es evidente que no pueden desarrollar sus comportamientos naturales, ni tan siquiera volar.
Aunque los clientes tengan que seguir ciertas reglas a la hora de interactuar con ellos (como no utilizar flash ni tocarlos de manera brusca) y no todos los ejemplares presentes en los bares sean utilizados para el contacto con el público, varios expertos han dado a conocer su preocupación por esta nueva forma de explotación.
January Bill, miembro del National Wildlife Rehabilitators Association y co-directora del Humboldt Wildlife Care Center de California, ha indicado estar “horrorizada” por el uso que se está haciendo en estos lugares con la fauna salvaje afirmando que en esas condiciones los búhos no pueden vivir una vida digna.
El Dr. Ros Clubb, científico experto en fauna salvaje de la RSPCA (Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals), también ha expresado su preocupación acerca del bienestar de estos animales, recordando que los búhos son animales salvajes con necesidades muy específicas y en cautividad es muy complicado cuidar de ellos adecuadamente. Como el mismo especialista recuerda además, se trata de animales extremadamente tímidos e introvertidos y pertenecientes -en muchos casos- a especies nocturnas.
A pesar de que estos establecimientos mantengan sus cortinas cerradas, resulta evidente que el contacto con las personas puede provocar un gran estrés a los animales y que el hecho de estar casi permanentemente atados, no les permite actuar con normalidad.
Los búhos además tienen garras muy afiladas y pueden dañar a las personas.
De la misma manera, los bares no son el hábitat más adecuado para serpientes exóticas. Los establecimientos que los exhiben como reclamo pueden fomentar el tráfico de estas especies y la creencia de que pitones y otras serpientes pueden ser convertidos en animales domésticos.
Muchos de estos reptiles son extremadamente peligrosos y se sospecha que para que puedan interactuar con las personas, se les somete a algún tipo de mutilación como sellarles la boca o arrancarles los colmillos.
Establecimientos de este tipo se pueden encontrar también en Vietnam, donde recientemente abrió el “Pet Cafe” de Hanói, lugar donde los clientes pueden interactuar con ratas, serpientes, lagartos, tarántulas y erizos, entre otros. Las dificultades de que el mismo lugar pueda ofrecer condiciones optímales para cada una de estas especies resultan evidentes, así como los potenciales peligros para las personas.
Se recomienda que los turistas que no quieran fomentar el cautiverio de los animales salvajes no acudan a estos negocios.
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