Los camellos, tan utilizados para fotografías o paseos, también padecen los problemas de salud y bienestar que implica su uso en actividades turísticas y la imposibilidad de desarrollar sus comportamientos naturales. En ocasiones, los propietarios de estos animales no cuentan ni con los recursos ni conocimientos necesarios para mantenerlos en un buen estado de salud y ofrecerles condiciones de vida dignas.
El hecho de que un camello escupe o “grite”, podría indicar que ha sufrido malas experiencias o que padece dolor. También puede que los animales actúen de esta forma porque están nerviosos, tienen miedo o porque les han separado de sus crías.
El bozal cubierto de tela de los camellos generalmente indica que nos encontramos justo ante un animal que escupe y/o muerde, comportamientos típicos de animales que sienten la necesidad de defenderse en presencia de las personas.
En algunos lugares se utilizan rudimentarias cabezadas hechas de hierro. Éstas y otras piezas pueden rozar con la piel de los animales, apretarles y provocarles heridas que a veces quedan ocultas.
Las llagas debajo de la cabezada suelen ser un indicador de que los camellos pasan todo el día atados, algo que les fuerza a dormir con la cabeza arriba hasta que se cansan y se apoyan sobre los hierros aunque esto les duela.
Es importante fijarse en que los animales no tengan heridas o rozaduras, y que se echen y se levanten ágilmente. Si un camello no se quiere levantar cuando se sube gente a su lomo es recomendable bajarse. Así mismo, su propietario no debería llegar a pegarle para conseguir que se levante.
En ocasiones se domina a los camellos a través de ganchos, palos o directamente cuerdas que atraviesan dolorosamente el tejido entre sus fosas nasales y que pueden desgarrarles los hocicos si se tira demasiado con demasiada fuerza. Otro cruel método de dominación consiste en el uso de cuerdas atadas a sus mandíbulas inferiores, que les provocan heridas en las comisuras labiales. Al tener los camellos las mandíbulas débiles, a veces al tirar de la cuerda acaban rompiéndose.
Los métodos de identificación de estos animales suelen ser el doloroso marcaje a fuego o el tatuaje en el interior del labio. En algunos lugares se les coloca una chapa en la oreja pero, al tener estos animales las orejas pequeñas, la chapa les acaba molestando, se les puede infectar el orificio y, si intentar rascarse, pueden dañarse seriamente las orejas. El método de identificación más eficaz y menos dolorosa es la inserción subcutánea de un microchip.
Estos animales deberían mantenerse en manadas. Los machos que, por no estar castrados, no pueden estar con el grupo deberían mantenerse como mínimo en una cuadra y no atados de manera permanente sin que puedan echarse de lado, estirar el cuello ni rascarse.
Es esencial que dispongan de una ventilación eficaz y de protección del sol, la lluvia, la humedad y las corrientes de aire (se resfrían fácilmente y no les gusta mojarse). Es importante también proporcionarles un lugar donde tumbarse que esté seco y limpio y que sea de un sustrato suave como arena o grava suelta. Desafortunadamente es bastante común ver camellos atados a postes o palos altos: ésto les impide sentarse y, por lo tanto, descansar.
Los labios partidos de los camellos están adaptados a su alimentación natural que se basa en hojas de árboles y arbustos espinosos. Así mismo, estos animales conocen las plantas venenosas que crecen en su entorno y las evitan. Sin embargo, cuando los camellos se encuentran en entornos ajenos a su hábitat natural, pueden acabar comiendo plantas venenosas, sobre todo si tienen hambre o están atados. Estos animales tienen tendencia a ingerir objetos como cuerdas o plásticos que les pueden provocar problemas de salud e incluso la muerte. Por esto es tan importante mantenerlos en lugares limpios de cualquier tipo de desecho.
A menudo la alimentación que se suministra a los camellos carece de suficientes nutrientes, y en especial de minerales como la sal. Este animal es bien conocido por su capacidad de sobrevivir sin agua durante algunos días, sin embargo dicha aptitud depende de la raza y del trabajo que el animal realice. Un camello que lleva a turistas encima gasta mucha energía, suda y necesita beber agua (entre 30 y 40 litros) todos los días. No proporcionársela implica un maltrato.
A menudo las crías son separadas de sus madres de manera prematura para no dejar de obtener beneficio de éstas. Sin embargo las crías de estos animales deberían estar mamando de sus madres hasta al menos los 8 meses de edad.
Salud
Es frecuente que los camellos sufran enfermedades en los pies y artritis. En aquellos que participan en caravanas hay una alta frecuencia de patologías en las extremidades así como artrosis y desgaste de las articulaciones.
Aunque frecuente en muchos lugares, el uso de camellos jóvenes para paseos con turistas es muy perjudicial para su salud. Un camello no llega a su desarrollo completo de crecimiento hasta los 6 o 8 años y a su resistencia máxima hasta incluso más tardes. Así pues, cargar con peso a animales de menos de 4 años y medio, cuando su estructura ósea todavía no está totalmente desarrollada, puede afectar gravemente a su crecimiento.
Los camellos son animales que en libertad recorren largas distancias. Sus patas están adaptadas a los suelos arenosos, sin embargo, en algunos paseos turísticos deben caminar por carreteras asfaltadas o superficies duras, resbaladizas o donde puede haber objetos punzantes. Todo ello puede causar lesiones o inflamación de las patas y originar cojeras, por lo que es muy importante el cuidado de los pies y de las patas de estos animales.
Así mismo también es fundamental que el recorrido de la excursión sea en llano dado que las cuestas, si las bajan rápido y cargados, puede provocarles daños físicos.
Los animales enfermos pueden mostrarse débiles, quietos y presentar inflamación del vientre y de los miembros. La joroba cada vez disminuye más, y pueden surgir problemas de piel, afecciones pulmonares o dificultades para andar o ver bien. Si un camello come tierra o mastica huesos es señal de que su estómago está parasitado con gusanos o de que tiene carencias de minerales.
Las enfermedades de la piel, producidas por los parásitos, constituyen el problema de salud más frecuente en los camellos. Estos animales pueden tener sarna, tiña, garrapatas o incluso tuberculosis además de otras enfermedades más graves. También pueden ser atacados por las larvas de las moscas que se alimentan de las heridas abiertas o se instalan en sus narices.
Tal y como indicábamos, para evitar problemas de salud es importante que los camellos y dromedarios no se alojen en zonas húmedas, con excrementos, donde hayan muchas moscas o altas concentraciones de animales.
Las crías de camellos son muy vulnerables e, incluso en libertad, muchas mueren antes o al poco tiempo de nacer. Este hecho se ve agravado cuando se mantienen a estos animales en condiciones inapropiadas. Por ejemplo, cuando no se alimenta correctamente a la madre durante la gestación, cuando los propietarios no dejan que las crías tomen el calostro, cuando se producen problemas genéticos derivados de los altos niveles de endogamia, cuando no hay vigilancia durante el parto o cuando a la cría no recibe los tratamientos medicinales que necesita.
Los camellos machos ya tienen el celo con los 3 años y a partir de los 7 u 8, cuando tienen más carácter y fuerza, se pueden tornar realmente peligrosos. En la época de apareamiento (suele ser en la época fría y de lluvias de cada zona), tanto los machos como las hembras se muestran nerviosos y agresivos y son difíciles de manejar. Pueden atacar a otros animales y también a las personas.
Para no contraer enfermedades, es muy importante lavarse las manos tras estar en contacto con estos animales y evitar tocar aquellos que tengan parches sin pelo.
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