En los últimos años, el turismo solidario y de voluntariado ha alcanzado un gran nivel de popularidad. En general, viajes de este tipo incluyen alguna experiencia de voluntariado con una ONG o un proyecto del lugar de destino.
En el marco de estas experiencias solidarias es posible encontrar desde voluntariados sociales, como trabajar en orfanatos y colegios, hasta voluntariados con animales, por ejemplo, en centros de rescate y santuarios. En cualquiera de los casos, el mismo concepto de viaje implica apoyar actividades sociales para dejar de alguna manera una huella positiva en el lugar de destino. Pero a veces, por falta de información, las personas acaban participando en voluntariados que tienen más bien un impacto negativo.
Cuando los perjudicados son los animales, este tipo de voluntariado tiene generalmente lugar en los llamados “falsos santuarios o centros de rescate”, principalmente gestionados por entidades poco serias o con mínima experiencia o, directamente, por empresas privadas.
Para ayudar a distinguir y reconocer un voluntariado que podría ser más perjudicial para la fauna, a continuación, es posible encontrar una serie de recomendaciones a tener siempre en cuenta:
- La primera pregunta a la hora de plantearse participar en un voluntariado con animales debería ser: ¿Por qué quiero hacerlo? ¿Para ayudar realmente a los animales implicados o para tener una experiencia cercana con ellos? Si este último es el caso, la misma idea de voluntariado pierde su esencia principal, que es colaborar de forma totalmente altruista sin obtener nada a cambio. Si en cambio el objetivo es ayudar a los animales, aunque esto suponga no tener contacto directo con ellos, aceptando hacer trabajos desagradables como limpiar sus instalaciones y heces, o realizar otro tipo de tareas (ya sea construir instalaciones, arreglar utensilios, cocinar para el equipo, etc.…), entonces sí existen las bases para realizar un viaje de este tipo.
- Es básico escoger una ONG seria y un proyecto real con un objetivo claro. En el caso de querer hacer un voluntariado en un santuario, es importante tener en cuenta estos consejos para reconocer un falso centro de rescate.
- A la hora de contactar con la entidad en cuestión, una señal de seriedad por su parte es solicitar el currículum y la experiencia del aspirante voluntario o voluntaria. Esto porque un centro serio necesitará conocer las habilidades y capacidades, por simples que sean, de la persona en cuestión para poder asignarle labores en las que pueda realmente ayudar.
- También es importante que desde la entidad requieran realizar una entrevista para conocer al posible voluntario/a y su grado de compromiso. O, por lo menos, que hablen con la persona por correo y hagan firmar un contrato de voluntariado donde consten las labores y el horario a realizar. Se va a ayudar, no de vacaciones.
- Es también importante que NO exijan una cantidad exagerada de dinero. En el caso de un voluntariado real, es lógico que la persona tenga que pagar por el viaje y, como mucho, por el alojamiento y las dietas. Lo que debería activar señales de alarma sería tener que pagar por “la experiencia”, ya que el objetivo allí es trabajar. Es decir, pedir mucho dinero puede ser un indicativo de que la empresa o entidad se están lucrando a costa de los/as turistas que hacen voluntariado, pasando así a ser un negocio y no algo realmente solidario.
- Las personas que trabajan en el centro o proyecto también deberían ser gente local. Esto porque el turismo sostenible no puede serlo sólo con los animales, sino que debe ser también responsable a nivel social y medio ambiental. Y esto pasa por participar de proyectos que ayuden a la economía y a la población local.
- Antes del viaje o el primer día de voluntariado, el centro debería ofrecer una pequeña formación no sólo sobre su trabajo en general, sino también para proporcionar unas buenas pautas acerca de la labor específica que se tendrá que desarrollar y cómo hacerlo de la mejor manera.
- Un voluntariado solo tiene sentido si es durante un tiempo suficientemente largo para que los y las participantes puedan realmente aportar algo. Esto porque cuando una persona llega a un lugar primero necesita establecerse, adaptarse y aprender lo que tiene que hacer. Es decir, necesita formarse e involucrarse para poder realmente ayudar. De hecho, no tiene sentido perder el tiempo en formar a una persona voluntaria que se vaya a ir en cuanto haya realmente aprendido cómo desarrollar su trabajo. Por ello los voluntariados deberían durar COMO MÍNIMO un mes, pudiendo ser idealmente de tres o incluso más. Las personas que quieran colaborar, pero sólo dispongan de unos días o semanas, siempre tienen la posibilidad de realizar una visita al lugar durante sus vacaciones (cuando esto esté permitido) y/o haciendo una pequeña aportación económica.
- La mayoría de voluntariados reales con animales no permiten el contacto directo con estos a menos que seas veterinario/as y vayan a ayudar como tales. Tanto por bienestar, seguridad y riesgo de transmisión de enfermedades, el contacto directo con los animales salvajes ha de ser mínimo o nulo. Por lo que el hecho de ver fotos de voluntarios/as abrazándose o haciéndose selfies con la fauna de un determinado centro, debería hacer disparar todas las alarmas. En cambio, los santuarios o proyectos que dejan claro desde un principio que este tipo de contacto va a ser muy restringido o nulo, pueden considerarse una buena opción. Si además piden vacunas, pruebas médicas (como la de la tuberculosis, enfermedad que las personas pueden transmitir fácilmente a los animales) y pasan protocolos sanitarios, están indicando que el bienestar y la salud de sus animales son primordiales y algo que se toman todo muy en serio.