Turismo y Animales - Souvenirs

Souvenirs

En la mayoría de destinos turísticos es posible adquirir souvenirs hechos con partes de animales. Aunque pueda parecer una práctica inofensiva, este tipo de comercio constituye el último eslabón en las complejas redes de tráfico ilegal de animales salvajes. Una actividad que mueve tanto dinero como el comercio ilegal de armas o el narcotráfico y que se sirve, fundamentalmente, del desconocimiento de numerosos turistas que ignoran el origen de estos objetos. Este tipo de comercio de hecho ha puesto en peligro a especies tan icónicas como el tiburón, el elefante o el rinoceronte y otras, menos conocidas, pero terriblemente amenazadas, como el pangolín asiático.

Es normal que en determinados lugares sintamos que la barrera del idioma o el choque cultural provoque que seamos víctimas de engaños. Por ello, si no estamos seguros de la procedencia de un determinado objeto, debemos rechazar siempre su compra. Debemos sospechar de todos los artículos que contengan huesos, pieles, plumas o similares. En el caso de los productos derivados de especies en peligro de extinción esta decisión es clave en su supervivencia. Aunque seamos turistas, no podemos perder de vista nuestra posición como consumidores y nuestra capacidad para acabar con una actividad que acaba con la vida de miles de animales.

Qué es ilegal

Es ilegal la venta de marfil, conchas de todos los tipos de tortugas, corales, las pieles de grandes felinos y reptiles, Es probable que estén con formato de joyas, espejos, peines, lo que provoca que sea más difícil distinguirlos. Desde TRAFFIC ofrecen consejos muy útiles para ser asegurarnos de hacer una compra segura.

La compra de animales vivos está prohibida en varios países. Muchos de los animales exóticos que se pueden adquirir en mercados y otro tipo de establecimientos, provienen de traficantes que los capturan de la naturaleza; otros se crían para satisfacer esta demanda. Sin embargo, sus cuidados son muy específicos, costosos y nunca se podrán satisfacer sus necesidades, ni las más básicas, fuera de su entorno natural.

Los viajeros deberían:

  • En caso de sospechar de la legalidad de un producto, informar al tour operador, al manager del hotel, a la autoridad turística local o la propia policía.
  • Explicar al vendedor que no se quieren comprar productos que contengan partes animales.
  • Informar a otras personas de esta problemática.
  • Aprovechar la multitud de opciones éticas y alternativas: productos de madera, artesanías de tela o papel e incluso algo tan propio de una cultura como la música local.

 

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