Nadar con tiburones es una actividad que se está poniendo cada vez más de moda entre los aficionados de la aventura y de los deportes de riesgo. Pero ¿es bucear en una jaula una manera ética de entrar en contacto con una de las especies protegidas a nivel mundial?
Bucear en una jaula (“cage diving”, en inglés) entre tiburones consiste en cerrarse dentro de una jaula metálica que se va sumergiendo en el agua, con el objetivo de encontrarse cara a cara con un tiburón, preferiblemente un gran tiburón blanco, especie protegida en Sudáfrica, Australia y California y que puede llegar a medir hasta 7 metros.
Los tiburones son atraídos con carnada, una mezcla de sangre, pescado machacado y pequeños peces que se lanza al agua para intentar que los escualos se aproximen.
Esta manera de nadar entre tiburones ha generado preocupación por diversos motivos. El más importante de ellos es que alimentar a un animal salvaje puede ocasionar problemas —ya que podría influir en su comportamiento y perturbar el equilibrio natural. En base a esto, en Noviembre de 2001, el estado de Florida prohibió alimentar a los tiburones que se encuentran en el estado salvaje.
También se ha relacionado el hecho de alimentar a los tiburones y bucear en jaulas con un aumento en el número de ataques de estos animales a seres humanos. Proporcionar carnada a los tiburones condiciona su comportamiento, incitándolos a acercarse a la playa. El Shark Concern Group de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) indica que no es una buena idea provocar a un depredador de estas características tirando comida y sangre al agua. Y que no es de extrañar que la interacción humana se esté traduciendo en un mayor número de ataques.
En general, la comunidad científica cree que se trata de una actividad innecesaria y con consecuencias ecológicas de las que aún se sabe poco. Así mismo, según diferentes entidades esta práctica no muestra ningún respeto hacia especies que se encuentran en peligro de extinción.
Por su parte, los operadores turísticos que ofrecen estas actividades sostienen que la carnada solo atrae a aquellos tiburones que ya estaban previamente en la zona. También añaden que el buceo entre estos animales desempeña un papel en la reeducación de la sociedad, en la protección del gran tiburón blanco y que puede contribuir a mejorar la imagen negativa que se tiene de este animal.
Aunque algunas de las expediciones para bucear entre tiburones tienen como objetivo investigar el comportamiento de estos animales, así como determinar y registrar su sexo, otras se dirigen principalmente al entretenimiento de los turistas.
Las personas que decidan hacer “cage diving” deberían asegurarse que los operadores participen realmente en la conservación de estos animales, no utilicen carnada para atraer a los animales y pongan en práctica medidas para minimizar los efectos perjudiciales de esta actividad (tales como limitar el número de personas que bucean en un mismo lugar, procurar que este emplazamiento se encuentre a una distancia considerable de la costa y de otras zonas frecuentadas por bañistas y proporcionar a los clientes formación sobre la biología de los tiburones).
La empresa australiana Adventure by Charters por ejemplo, ha decidido no atraer a los animales mediante el uso de carnada, sino hacerlo a través de la música: no sólo esto no interfiere en la alimentación natural de los tiburones, sino que se ha podido observar que los animales que siguen el reclamo acústico no parecen estar agresivos y no atacan a las jaulas de los buceadores.
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