Originariamente pensado como un método de transporte de personas y mercancías, el uso de perros para tirar de trineos es ahora un deporte y negocio especialmente practicado en Norte América y Europa. Aunque a simple vista pueda parecer una actividad inofensiva, el mushing no deja de ser el uso de unos animales ya sea para pasear a turistas o para competir. Y como tal, aunque pueda realizarse de manera responsable, pueden darse casos de abuso, negligencia, sobreexplotación o maltrato.
Además de razas específicas como el Husky Siberiano y el Alaska Malamute, cada vez es más común ver cruces criados específicamente por su velocidad y resistencia. Estos animales pueden tener que recorrer hasta 130 km en un día a velocidades de 23 km/hora.
En muchos casos los animales pasan el día, y a menudo incluso la noche, atados sobre la nieve: aunque en ocasiones se les proporciona una manta, paja o incluso una caseta (que suele terminar llena de nieve), se trata de condiciones climáticas extremas. Así mismo su espacio suele terminar sucio de orina y heces y las condiciones higiénicas no son las adecuadas.
Mantener a perros atados permanentemente o durante largos periodos de tiempo, les impide realizar sus comportamientos naturales, lo que les produce frustración y puede llevar a comportamientos anormales como agresividad y ansiedad. También puede provocarles hiper-vigilancia que conlleva a la vez falta de sueño. Así mismo, los animales atados tienen tres veces más posibilidades de morder que aquellos que no lo están.
Como todos los perros, los que son utilizados para el mushing, son animales inteligentes y sociales que necesitan estimulación, socialización (tanto con otros perros como con personas) y poder establecer estructuras sociales. Muchas de las empresas que ofrecen estos servicios, como por ejemplo en los complejos de esquí, no proporcionan a los animales un cercado donde estar sueltos e interactuar entre sí. Estos animales de hecho pasan gran parte de la temporada atados, ya sea a un poste, a su caseta o al trineo.
Los niveles de ejercicio a los que se les somete, especialmente en las carreras, pueden ser extremos y comprometer su salud. Como resultado del intenso esfuerzo que tienen que realizar los perros en estas carreras, es frecuente que sufran de tendinitis, desgarres de músculos, fracturas de huesos o que enfermen de diarrea, deshidratación, hipotermia, hipertermia o de úlceras de estómago que les provocan hemorragias internas. En las carreras, los perros pueden perder hasta 5 kilos de peso. Los pies de los animales pueden dañarse por el hielo o las largas distancias recorridas. En ocasiones hay animales que mueren por congelación o caen muertos durante la carrera. Otros morirán al término de ésta debido a acumulaciones de ácido láctico y otros químicos que les intoxican el hígado y los riñones. También son frecuentes los accidentes: los animales pueden acabar golpeados por las motos de nieve o estrangularse con las correas.
Según la Vancouver Humane Society, en Canadá, país donde el mushing es una actividad ampliamente practicada, se dan numerosos casos de propietarios que se deshacen de los animales cuando ya no corren lo suficiente o ya no son rentables, disparándoles en la cabeza. La misma entidad también indica que es una práctica habitual matar a los cachorros no deseados -aquellos que no tienen suficiente estamina ni son suficientemente veloces. Aparentemente, para evitar daños a persona u a otros perros durante las peleas, a los animales también se les cortan los 4 dientes incisivos a través de métodos rudimentales y dolorosos.
Durante la temporada baja, muchos de estos animales viven en condiciones deplorables: sin la atención y la alimentación apropiada, y demasiado a menudo atados o en pequeños recintos.
En julio de 2016, Fern Levitt, cineasta y defensora de estos animales, grabó para el documental Sled Dogs las dramáticas condiciones en las que eran mantenidos unos 200 perros de trineo de un criadero de Canadá: con casi 40 grados en un campo abierto, sin sombra de árboles, encadenados y con unos barriles de plástico como único refugio.
Así mismo, el transporte de estos perros debería realizarse de manera que éstos puedan sentarse y estar de pie cómodamente y con aislamiento de las condiciones climáticas extremas, cosa que no siempre ocurre.
Durante la carrera de Iditarod que se realiza cada año en Alaska y donde se recorren más de 1.000 km durante 14 días (aunque el tiempo récord es de menos de 9) se suelen tener que retirar un tercio de los perros que participan porque mueren, enferman, o por heridas.
En enero de 2005, el Journal of Veterinary Internal Medicine publicó un estudio que mostraba que el 61% de los perros de trineo estudiados mostraban una mayor frecuencia de erosiones o úlceras gástricas después de terminar la carrera Iditarod, y que ninguno de ellos había exhibido esos síntomas antes de la carrera. Otro estudio publicado en la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine encontró que el 81% de los perros de esta carrera mostraban acumulaciones anormales de mucosidades o restos celulares en las vías respiratorias inferiores.
Debido a la imposibilidad de garantizar el bienestar de los animales durante estos eventos, algunos sponsors como Chevron o Discovery Channel han retirado su publicidad de algunas carreras.
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