Interacciones - Paseos en caballos, burros o carros

Paseos en caballos, burros o carros

Miles de caballos, mulas, yaks y asnos son utilizados en paseos y excursiones con turistas en todo el mundo. Pero la mala praxis, la atención veterinaria limitada y el exceso de trabajo pueden ocasionar grave problemas a los animales.

La mayoría de ellos son explotados cada día, durante largas jornadas, más allá de sus límites, llevando turistas a través de terrenos complicados a precios de ganga, a menudo bajo el sol abrasador, sin casi agua y descanso.

Estos équidos pueden sufrir insolaciones, heridas, golpes y lesiones. Así mismo, los carros tirados por caballos pueden tener accidentes con otros vehículos, especialmente en ciudades con mucho tráfico.

Durante los paseos en carruajes suele llevarse a los animales al trote, una velocidad demasiado alta ya que en caso de detenerse de golpe el carro puede chocar contra el animal. El poco descanso que reciben estos équidos suele tener lugar en cuadras ubicadas en el mismo centro de la ciudad y, generalmente, en condiciones inapropiadas. Cuando ya no sirven para generar beneficios económicos, los animales terminan en el matadero y son reemplazados por otros.

En países como Nepal, Bután, India y Alaska a los yaks utilizados como medio de transporte para desplazar a los turistas, se les suele perforar con un aro el hocico, zona muy sensible, para así poder tirar del mismo y controlarles. Algunos operadores además, cargan en exceso a sus animales y no les ofrecen los descansos necesarios durante los largos trayectos que tienen que recurrir.

Los problemas

Existen varios factores que afectan el bienestar de los équidos forzados a trabajar, como las dimensiones y la fuerza de los animales, las distancias y los terrenos que deben cubrir, el equipamiento y la atención veterinaria de que se dispone a nivel local.

Entre los problemas más comunes, destacamos:

  • Sobrecarga: frecuentemente, los animales son montados por personas sin experiencia, demasiado pesadas para ellos, o por más de una persona a la vez. Dichas cargas, y en ocasiones mal repartidas, pueden aumentar el riesgo de problemas graves, como fracturas de huesos.
  • Heridas: los constantes roces con las sillas y otros equipamientos pueden ocasionar heridas y llagas.
  • Golpes: además de causarles miedo, los golpes provocan a los animales heridas que pueden infectarse.
  • Falta de atención veterinaria: estos animales no suelen recibir los chequeos veterinarios necesarios ya sea por falta de interés por parte de sus propietarios o por su alto coste. Es frecuente observar caballos con cojeras, ya que no suelen estar bien herrados ni con las pezuñas lo suficientemente cuidadas.
  • Estrés por deshidratación y calor: los animales que realizan esfuerzos necesitan mucha agua y sombra para no perder minerales esenciales y sales cuando sudan. Pero varios de estos équidos sufren de malnutrición y deshidratación, y carecen de sombra y zonas de descanso.

La postura de estos animales suele delatar si están cómodos y en buenas condiciones de salud. Muchos presentan la cabeza baja, los ojos cerrados y las orejas hacia atrás. El peso de su cuerpo puede no estar bien repartido debido al dolor en alguna de sus extremidades o en los cascos, que en ocasiones están agrietados o deformados. Los huesos prominentes de cadera, de columna vertebral y de pelvis delatan un mal estado físico.

Los équidos no deberían utilizarse en actividades de carga antes de los 3 años de edad ya que todavía se encuentran en fase de desarrollo físico. Sobre todo no se deberían montar animales jóvenes, preñados, heridos, enfermos y ancianos.

En cambio, para sacar provecho lo antes posible de estos animales, una práctica común es separar a las crías de sus madres demasiado temprano. En el caso de caballos, burros y asnos, las crías deberían ser amamantadas por sus madres hasta al menos los 6 meses de edad.

Los viajeros pueden elegir visitar el lugar en el que se encuentran utilizando medios de transportes alternativos, especialmente en el caso de grandes ciudades como Nueva York, Sevilla o París que disponen de un sinfín de otras opciones para desplazarse (en 2018 de hecho, la ciudad de Barcelona prohíbe los carruajes tirados por caballos).

Si aun conociendo las implicaciones para los animales, un turista decide contratar una de estas actividades, debería seguir los siguientes consejos para minimizar el daño a los animales:

Tamaños equiparados: escoger siempre a un animal cuyo tamaño sea compatible con el de la persona que lo montará y asegurarse de que el peso sobre el animal esté bien repartido.

Pagar un precio justo: fomentar la competencia por precio entre los propietarios de animales no hace más que devaluar el trabajo de los équidos y significa que tanto el dueño como el animal deberán trabajar aún más duro para ganar un salario digno. Se debería indicar al proveedor porqué se le ha escogido y fomentar que otros propietarios vean que el estado de sus animales influencia las decisiones de los turistas.

  • Una persona por animal: ningún caballo o burro debe llevar más de una persona a la vez. El animal debe aceptar el peso sin molestias y siendo capaz de caminar, detenerse y moverse con facilidad.
  • Una rueda por persona en los carros: el número de ruedas de un carro determinará el número de personas que pueden subirse a éste: dos personas en un carro de dos ruedas y así sucesivamente. Los carruajes deben ser conducidos a ritmo de paseo, y no más rápido, para evitar daños al animal.
  • Estudiar el estado físico: es importante comprobar que los animales se encuentren en buena forma y estén saludables: que por ejemplo tengan una buena capa de carne en lugar de prominentes huesos en la cadera, o que no cojeen.
  • Evitar el uso de animales con heridas: observar bien –incluso debajo de sillas o arneses- los lugares donde el equipo puede rozar y provocar heridas a los animales (como la boca, los hombros, la columna vertebral y el vientre).
  • Buscar signos comodidad: un animal sano tendrá la cabeza alta, los ojos abiertos, las orejas hacia delante y se sostendrá con el peso bien repartido. Es importante buscar en las cuatro patas signos de dolor o lesión, y comprobar que los cascos no estén agrietados o deformados.
  • Cabezal en lugar de aro en el hocico: en el caso de los yaks se debe optar por un proveedor que lleve a los animales con cabezales en vez que tirándoles por el hocico.

Es posible encontrar más información sobre el tema en las páginas webs de las siguientes entidades: The Brooke; Horses Without Carriages International; SPANA; El Refugio del Burrito

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