Tradiciones - Mendigar con elefantes

Mendigar con elefantes

El uso de elefantes para mendigar en las calles de las principales ciudades del Sudeste Asiático (en especial en Tailandia y en la India) representa un grave problema para el bienestar de estos animales.

Los elefantes de la calle son forzados, por sus dueños, a vivir y trabajar en un entorno urbano: el mahout gana dinero obligándoles a realizar trucos u ofreciendo a los transeúntes plátanos y otras frutas para alimentar a los animales a cambio de dinero.

El principal “público” de los elefantes “mendigos” son los turistas occidentales que, como es comprensible, se sienten cautivados por la visión de un animal salvaje en un entorno de ciudad y están dispuestos a gastar algo de dinero para poder interactuar con los elefantes. Sin embargo, la mayoría de ellos, desconocen los graves problemas que implican estas actividades.

¿De dónde vienen estos animales?

Históricamente, los elefantes asiáticos habían sido utilizados en la industria maderera, irónicamente, ayudando a destruir el hábitat que necesitan para sobrevivir. Después de la prohibición de la tala en 1989, la mayoría de los animales han terminado siendo utilizados para la industria del turismo o para mendigar en las calles de grandes ciudades como Bangok. Algunos de estos ejemplares pertenecen a familias que antes los utilizaban en la industria de la madera y que se han visto obligadas a reutilizarlos en esta actividad para ganarse la vida; otros, en cambio, son cazados en la naturaleza y comprados por emprendedores adinerados que luego los subalquilan a personas con menos recursos, y que en muchos casos no disponen de los conocimientos suficientes para gestionar animales salvajes de estas características.

Los elefantes se ven obligados a caminar tarde y noche por las concurridas calles, empezando generalmente sobre las 16h, es decir, cuando todavía hace mucho calor.  Y, siempre a este propósito, durante el día suelen ser mantenidos en condiciones precarias y sin el refugio apropiado del sol. Al vivir muchos de los dueños de los elefantes en las afueras, éstos y los animales pueden tener que andar diariamente varios kilómetros en las calurosas y peligrosas carreteras para llegar al centro de las ciudades.

Las calles suelen estar sucias y congestionadas, algo que lleva a los elefantes a sufrir problemas respiratorios y a ser víctimas de accidentes de tráfico: en 2002, el ministro del gobierno de Tailandia declaró que hasta 20 elefantes al mes acaban involucrados en accidentes de este tipo. Así mismo, la ciudad esconde muchos otros peligros para animales acostumbrados a vivir en un entorno natural: en 1987, un elefante llamado Boon Choo cayó en Bangkok en una alcantarilla abierta y falleció.

Los pavimentos duros y calientes de las calles afectan seriamente a sus pies, que son muy delicados y que en cautividad necesitan de muchos cuidados.  Los elefantes, además, necesitan de grandes cantidades de verdura fresca y agua limpia a la que no tienen acceso en las ciudades.

La música alta, las aglomeraciones de personas, el miedo, el estrés, la desorientación y las sustancias químicas que frecuentemente se suministran a estos animales para mantenerles tranquilos, les desestabilizan psicológicamente.

Por último, no podemos olvidar que todos los elefantes empleados en esta industria tienen que ser “domesticados” mediante el Pajaan, cruel técnica cuyo nombre traducido literalmente significa “romperles el alma”.

En Tailandia,  la actividad de mendigar con elefantes está prohibida por ley desde 2009, pero los propietarios de los elefantes se siguen arriesgando a las posibles multas. A pesar de que el Gobierno local intente hacer cumplir la ley, los mahouts esconden a los elefantes y los mueven constantemente en diferentes áreas de la ciudad. Los oficiales de policía no suelen tener idea de cómo lidiar con un elefante de cuatro toneladas y, a menudo, es más fácil para las autoridades hacer la vista gorda que enfrentarse al problema. Para ser verdaderamente efectiva, cualquier solución debería ser integral y completa, y no depender de redadas ocasionales. En primer lugar, es imprescindible poner a disposición de los cuidadores de los elefantes un medio alternativo de ganarse la vida y se debe ofrecer un incentivo para que los mahouts retiren sus elefantes de las calles.

Mientras tanto, es imprescindible que los turistas que se encuentran con elefantes "mendigos" se abstengan de dar dinero a los mahouts: este tipo de conducta, a pesar de ser bien intencionada, sólo sirven para perpetuar el problema.

Diversas entidades como EleAid, Wildlife Friends of Thailand,EARS trabajan tanto para sensibilizar sobre estas problemáticas como para rescatar a los elefantes empleados en esta industria.

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