En Turquía, la lucha de camellos es uno de las tradiciones más antiguas del país y es un acontecimiento que cada año está ganando más popularidad a nivel turístico. El evento no solo consiste en el combate de los camellos, sino que la celebración reúne a miles de personas en un ambiente festivo para comer y beber productos típicos. Este factor está provocando que esta actividad sea una opción popular para determinados turistas, atraídos por el folklore de la celebración.
Sin embargo, estas luchas son fuertemente criticadas por distintas organizaciones de defensa animal que denuncian, no solo su crueldad, sino también su carácter ilegal dentro de las leyes de protección animal turcas y penadas por el propio Código Penal.
El Selcuk Efes Camel Wrestling Festival es, desde 1982, uno de los festivales más conocidos al que acuden unas 20.000 personas y en el que la afluencia de turistas es creciente. En él, se emplean más de 140 camellos en las luchas que duran aproximadamente cinco minutos. Sin embargo, hay docenas de combates de este tipo que, entendidos como deporte, se organizan como una liga.
Para asegurar la agresividad en estos animales, la temporada de luchas coincide con los tres meses de invierno, en los que las hembras se encuentran con el celo, lo que consecuentemente provoca la alteración de estos animales.
Incluso antes de empezar, es común observar a los camellos babeando espuma debido a la tensión. También se les suele mantener en ayuno o en estado de hambre durante los meses previos al evento, para que así se irriten más fácilmente.
Los camellos tratan de inclinar la cabeza del otro y de mantenerla en el suelo empujando con su propio cuello, en ocasiones incluso saltan con todo su peso sobre la cabeza del adversario. También se empujan intentando hacerse tropezar metiendo el cuello entre las patas del rival u obligándolo a sentarse en el suelo. Con frecuencia los propietarios golpean a los animales con palos para asegurar las embestidas. El animal que no se asusta, no huye, no grita o no cae al suelo es proclamado ganador y es, generalmente, vendido por una elevada cantidad de dinero.
Los responsables del evento afirman que no se trata de un evento cruel ya que los camellos tienen la boca cubierta precisamente para que no puedan morderse y los árbitros tienen que interrumpir la lucha en caso de que la actuación se ponga demasiado violenta.
Sin embargo, forzar a los animales a luchar alejados de su contexto natural (como indicado, en muchas ocasiones, se utiliza a una hembra en celo antes de empezar la pelea, paseándola frente a los machos para asegurarse el comportamiento agresivo) y utilizarlos en estas concentraciones multitudinarias, organizadas como ligas deportivas, no permite que hablemos en ningún caso de prácticas exentas de crueldad animal.
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