Las actividades de avistamiento de osos suelen tratarse de excursiones organizadas por zonas en que hay presencia de estos animales y dónde se va acompañado de un guía experto. Algunos de los destinos más visitados con este fin se encuentran en Alaska, Canadá, Finlandia y España.
Los puestos de observación, la mejor opción.
La observación de este tipo de mamíferos es preferible hacerla usando puestos de observación y ubicaciones específicas para estos avistamientos y, a ser posible, dentro de horarios fijados. Esta práctica tiene la ventaja de minimizar el estrés que podamos causar a los osos, haciendo nuestro comportamiento más predecible y, sobre todo, dándoles la opción de acercarse o no a nosotros.
En caso de decantarnos por un avistamiento al aire libre, debemos ser conscientes en todo momento de la dificultad que entraña la observación, que no siempre es posible. El planteamiento de esta actividad no debe centrarse exclusivamente en los avistamientos puntuales o en la observación directa, sino también enfocarse en una interpretación completa del medio natural, del patrimonio etnográfico, de las formas de vida de las poblaciones locales, etc.
En ambos casos, debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones generales:
Hay que tener en cuenta que cada animal tiene su propia personalidad, así que, lo que para un individuo es una distancia segura a la que toleran la presencia de los humanos, para otro puede no serlo, o unos individuos pueden verse más estresados que otros por distintos tipos de vehículos, ruidos, etc. A veces, aunque una distancia pueda ser segura para un animal, un estímulo adicional (como un ruido repentino o la llegada de otro oso), puede incomodarle y hacer que éste necesite un mayor espacio personal. Cuanto mayor sea la distancia y las precauciones que tomamos, siempre será mejor para los animales.
Por este motivo, la observación al aire libre conlleva ciertos peligros. Podemos encontramos con osos defensivos o incluso depredadores y que pueden identificarnos como una posible amenaza para ellos, sus crías o su comida, puede actuar de manera defensiva.
Es importante saber reconocer las reacciones defensivas de los animales, y que incluyen: resoplar, jadear, gruñir, exhalar ruidosamente, repiquetear los dientes, fruncir los labios, golpear el suelo con las patas delanteras, bajar la cabeza y echar las orejas atrás o hacia delante mirándote directamente, agitar la vegetación o cambios rápidos de dirección o de velocidad como hacer amagos de ataque acercándose corriendo y alejándose. Todo ello son señales de que el animal quiere que nos alejemos. Debemos pararnos de cara al animal (si estamos con otros, mantenernos unidos y actuando como un grupo), asegurarnos de que el animal tiene una ruta de escape y retirarnos marcha atrás lentamente sin dejar de mirarlo. Si tenemos uno disponible, usar un silbato o una sirena.
En una situación extrema y muy improbable en la que el oso nos ataque, nunca debemos correr, ni subirnos a un árbol (los osos son rápidos y muy buenos escaladores). Siempre debemos seguir estas recomendaciones:
La comida que transportamos con nosotros y los restos que dejamos a nuestro paso y es el motivo de la mayoría de los ataques de osos. Los osos se acostumbren encontrar restos de comida o a buscar en las basuras, acercándose cada vez más a las personas y se pueden tornar más impredecibles y agresivos e incluso herir a las personas suponiendo un riesgo para la seguridad pública. En consecuencia, estos animales tienen que ser frecuentemente eutanasiados.
Avistamiento de Osos Polares
En el caso de los osos polares, su agilidad y facilidad para correr por terrenos complejos, junto con su habilidad para nadar y sumergirse hacen que las precauciones a tomar en sus avistamientos sean mayores.
Los osos polares son de naturaleza curiosa, potenciales depredadores, y al no siempre disponer de comida a su disposición pueden tener estrés nutricional, fuertemente acuciado por las consecuencias que el cambio climático está provocando en las zonas árticas del planeta. Estas características aumentan el riesgo para las personas. Desde el Departamento de Fauna Salvaje del Estado de Alaska nos recomienda lo siguiente:
Turismo Responsable - Fundación FAADA
93 624 55 38