Cada día más viajeros son conscientes de cómo se entrenan a los elefantes empleados en la industria turística, pero todavía hay mucho desconocimiento acerca de las implicaciones que los paseos con turistas en sí tienen para la salud de estos animales.
Incluso si los métodos de entrenamiento empleados no implicaran el uso de la violencia, esta actividad seguiría siendo incompatible con la anatomía de los elefantes desde varios puntos de vista.
Vamos a ver cuáles.
LA COLUMNA VERTEBRAL
El esqueleto de un elefante, al contrario de lo que puede parecer por el aspecto de robustez y el enorme tamaño de estos animales, está “diseñado” para cargar sólo su propio peso, nada más.
La forma arqueada de la espalda del elefante asiático hace que el peso de la howdah (silla típica de montar y que puede pesar hasta 100 kg), o de cualquier otra montura, recaiga justo en mitad de la espina dorsal, y es por eso que elefantes que pasan años siendo utilizados para el trekking pueden acabar con graves daños en la columna; algunos animales incluso tienen síntomas de daños neuronales e inflamación crónica en esa zona concreta de su espalda.
La espina dorsal de un elefante es muy particular: en lugar de discos intervertebrales lisos y redondos, los elefantes tienen protuberancias óseas con forma puntiaguda que se extienden hacia la parte superior desde la columna vertebral. Estas protuberancias óseas y el tejido que las protege son vulnerables al peso y a la presión que se ejerza desde arriba. Y dado que los elefantes tienen que cargar a su mahout y a hasta cuatro turistas adultos, el peso potencial que éstos representan (hasta un total de 450 kg) resulta altamente perjudicial para ellos.
Algunos sistemas de sillas resultan además más peligrosos que otros, no sólo por el propio peso, sino por el diseño. Las sillas pueden llegar a causar daño en la piel que queda debajo, haciendo rozaduras, y causando lesiones que pueden verse frecuentemente en las zonas donde se fijan las sillas, por ejemplo alrededor de la base de la cola. Hay muchos tipos de sillas distintos, según sigan el modelo más tradicional o el más moderno: este último suele dejar un espacio libre a lo largo de toda la columna, que puede ayudar a reducir el dolor.
Cuando no están trabajando además, la mayoría de los elefantes pasan el tiempo encadenados, generalmente con la silla puesta. Desde el punto de vista de su salud, este encadenamiento también conlleva un problema, ya que se les obliga a permanecer en una postura innatural para ellos, como por ejemplo con las patas traseras estiradas hacia atrás en lugar que justo debajo del cuerpo, siguiendo la línea de su peso: esta distribución anormal del peso puede causar serios daños en sus articulaciones.
A esto obviamente, hay que sumar las heridas que llegan a provocar las cadenas, por la presión y los múltiples roces.
LOS PIES
Otra parte altamente vulnerable del cuerpo de los elefantes son sus pies. Los pies tienen que soportar un peso enorme. Los elefantes pueden caminar de manera segura sobre superficies blandas, como es el terreno natural con vegetación. Sus pies no son adecuados para caminar sobre superficies duras, ya que esto acaba produciendo abrasiones sobre las almohadillas protectoras situadas en las plantas de sus pies. Si estas plantas quedan dañadas, los huesos del interior del pie acaban prácticamente sin acolchamiento, sin amortiguación contra el impacto del suelo, y hace que la simple acción de caminar se vuelva dolorosa para ellos.
Este tipo de problemática, que se añade a las numerosas horas que estos animales tienen que permanecer parados de pie y generalmente encadenados, lleva también a que muchos elefantes que viven en cautiverio acaben sufriendo de artritis, una patología tan grave para estos animales que en numerosas ocasiones acaba resultando mortal.
LA PIEL
También la piel de los elefantes es muy sensible al tacto y al dolor. La parte más superficial de su cutis está llena de terminaciones nerviosas, y es un elemento fundamental para las relaciones sociales ya que estos animales la usan para comunicarse a través del cuerpo a cuerpo. Un elefante reaccionará al más mínimo roce, incluso si se le roza con un trozo de cuero, a menos que haya sido entrenado previamente para contener cualquier tipo de reacción visible.
En definitiva, por todas estas razones, te invitamos a que no te dejes engañar: no es posible realizar paseos en elefantes de manera responsable, así que ayúdanos a difundir esta información y… NO MONTES NUNCA EN ELEFANTE.
Fuentes: EARS ASIA: http://www.earsasia.org/
ELEPHANT EXPERTS: http://www.elephantexperts.org/tourism.html
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Excelente aporte. Muchas gracias por la informacion!.
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