Como venimos contando desde hace tiempo, el Templo del Tigre de Kanchanaburi, en Tailandia, se ha convertido en un destino turístico muy popular que atrae cada día a más de 800 visitantes de todo el mundo. Pero hace tiempo algunos de los turistas que ya lo habían visitado, y voluntarios que habían estado allí, hicieron públicas sus preocupaciones en relación a las prácticas de manejo de los animales, y comenzaron a movilizarse y a hacer ruido.(Imagen de tailandiavacaciones.blogspot.com.es)
Tal fue el impacto de sus voces que Care for the Wild International (CWI) decidió investigar el centro (entre 2005 y 2008) y descubrió evidencias muy graves en relación a la supuesta conservación de los tigres y su bienestar. A partir de aquel momento las acciones para sacar a los tigres del templo comenzaron a ir en crescendo, alcanzando su momentum en el año 2014, cuando 3 de los tigres que tenían allí desaparecieron misteriosamente.
Entre las prácticas habituales del Templo cabe destacar;
-El tráfico ilegal de tigres. El tigre se encuentra en peligro de extinción; un informe de WWF emitido en febrero de 2015 indicaba que, junto con el Oso Panda, es uno de los animales con mayor peligro de extinción a nivel global, y que en libertad quedan sólo unos 3.200 ejemplares, en comparación por ejemplo con los 5000 que hay sólo en EEUU. El comercio ilegal internacional con tigres supone la principal amenaza para esta especie.
De hecho el grupo Cee4life (Conservation and Environmental Education for Life) publicó que se habían estado moviendo tigres, metiéndolos y sacándolos del Templo, de manera ilegal desde el año 2004.
–Maltrato físico sistemático a los tigres del templo. Unos 10 tigres salen cada día a exhibición en el ‘Cañón Tigre’ que recibe, según datos estimados de 2008, (en la actualidad probablemente la cifra sea mayor), más de 880 visitantes al día. Los turistas pueden tocar a los tigres, sentarse sobre ellos y hasta hacerse una foto con la cabeza del tigre en sus rodillas.
Vídeo: puñetazo a un tigre por un trabajador
Además es sabido que los empleados les tiran orina de tigre en la cara, con una botella, como señal de agresividad, con la que mostrarles dominancia y así mantenerlos controlados.
-Promoción de interacciones de alto riesgo entre tigres y turistas. Se permite la interacción con los tigres de diferentes edades y la participación en una amplia gama de actividades que incluyen desde alimentar a los cachorros, jugar con los tigres jóvenes en la caída de agua, hasta lavarlos. Los trabajadores animan a los visitantes a interaccionar con los tigres, incluso a los niños, a pesar de que ya se conocen numerosos ataques a humanos por parte de estos felinos en cautividad. Los tigres son animales salvajes que resultan impredecibles y pueden ser peligrosos, por lo que el Templo se guarda las espaldas y hace firmar a los visitantes un acuerdo que les exime de toda responsabilidad. Y por supuesto, en caso de que ocurriera algo, no disponen de los recursos necesarios para socorrer a los heridos.
Por tanto, además de sufrir maltratos, hay que añadir que los animales están alojados en malas condiciones, no siguen una dieta acorde a sus necesidades, se les obliga a criar para comerciar con las crías, se separan los cachorros de sus madres entre las 2 y las 8 semanas (cuando naturalmente se produce entre los 4 y 6 meses), etc.
Así que por fin hoy, el Departamento de Parques Nacionales ha conseguido liberar a los primeros 5 tigres de los 147 que mantienen los monjes en el Templo del Tigre.
Según Edwin Wiek “este avance constituye un gran paso hacia delante en el camino para acabar con el comercio ilegal, la explotación y la tortura de estos animales”, y lanza un claro mensaje al resto del mundo; que el gobierno Tailandés se mantiene en su posición de acabar con la explotación de los animales salvajes, y que los tigres no existen para entretenimiento de los humanos, como parecen creer muchos centros y entidades de la zona que se dedican al turismo.
Según informaba un periódico de Bangkok, los 5 tigres tuvieron que ser sedados utilizando dardos tranquilizantes para poder transportarlos en los camiones, que salieron del templo con los tigres en dirección a Khao Son and Khao Prathub Chang, dos reservas de animales operadas por el gobierno.
Además existen rumores de que pueda haberse cerrado ya un acuerdo en el que el gobierno retiraría 70 tigres del Templo, y los otros 77 restantes pasarían a reubicarse en un nuevo zoológico que se encuentra ahora en construcción. Aunque la libertada para estos grandiosos animales no está aún clara, y por lo que parece, el camino no será fácil.
En abril de 2015 la retirada de varios osos tibetanos que los monjes mantenían en el Templo sin permiso, supuso la movilización de un equipo de 400 profesionales, que además tuvieron que enfrentarse a los monjes y a algunos empleados del templo que se situaron para bloquearles el paso, hasta el punto de que tuvieron que sacar a los animales a escondidas, y utilizando una plataforma elevada. Es otro factor añadido que dificulta la situación.
Según los últimos datos de marzo de 2015, el Templo cuenta con 147 tigres, (aunque es posible que nacieran entre 30 y 50 cachorros que no se han registrado, por lo que podría haber muchos más), y suponiendo que no se den más acciones de resistencia, el gobierno podría ir retirando entre 5-10 animales al día. Aunque esto supone también otra preocupación, decía Wiek, ya que habría que alojar a los animales en lugares que fueran verdaderos santuarios. Todavía quedan más de 140 tigres en el templo.
El conjunto de todos estos factores lo convierte en un asunto que debe tratarse con mucho tacto, ya que a pesar de las alegaciones que evidencian que el Templo está implicado en actividades ilegales, el gobierno ha preferido zanjar el tema de manera pacífica, y sin escándalos, y mantener así los verdaderos valores budistas.
También hay que tener en consideración que, a pesar de toda la evidencia documentada que existe ya, de todas las malas prácticas y el maltrato que sufren los animales, aún hay gente que piensa que el Templo realiza una buena labor de cuidado de estos animales. Y aún cada día pueden verse miles de turistas ignorantes que hacen cola para tener su fotografía con los tigres y luego poder compartirla en las Redes Sociales.
Es un crimen mantener y criar tigres para fines comerciales, y los que contribuyen a aumentar esta demanda cada día, tampoco están exentos de culpa.
A raíz de estas actividades de explotación de los tigres, el templo se ha convertido en un negocio que ingresa más de 2,5 M de € al año, y ésta es sin duda la verdadera razón por la que se trafica con ellos en el mercado ilegal y por la que los tigres siguen usándose de “decorado” para fotografías y selfies.
[…] Seguimiento de esta información gracias a Turismo Responsable: […]
[…] con animales cambia y se adapta con cada caso que sale a la luz, como los tristemente famosos Tiger Temple de Kanchanaburi, Tiger Kingdom, Harber Siberian Tiger Park, Maetaman Rafting Elephant Camp… Cada vez estos […]