Turquía es parte tanto de Asia como de Europa y está rodeada por cuatro mares. Como resultado, su vida marina es diversa y muy abundante. Algunas zonas de Turquía son el destino de muchos paquetes turísticos para países como Reino Unido, Escandinavia y Alemania. Como consecuencia, están aumentando las atracciones turísticas con animales para sacar provecho de este tipo de turismo. En la naturaleza, Turquía es el hogar del oso pardo, de los jabalíes y de los linces.
Se calcula que Turquía es el hogar de más especies de animales (80000) que todo el resto de Europa (60000). Osos, lobos, hienas, águilas -están todos aquí. El problema es que sólo el 1% del territorio nacional está dedicado a las áreas protegidas, por lo que las posibilidades de ver a estos animales -y las posibilidades que éstos tienen de sobrevivir- son ambas muy limitadas.
Turquía recibe constantemente fuertes críticas por su política de captura de delfines salvajes y por su mala regulación de las atracciones con delfines y que implica que muchos de ellos sean mantenidos en cautividad en condiciones deplorables. Las protestas más recientes se han centrado sobre todo en el delfinario en Kas (Antalya), que alberga a cuatro delfines nariz de botella para espectáculos comerciales y ofrece una controvertida terapia con delfines. Recordamos que en este país hay opciones de realizar Whale watching y observar estos animales en la naturaleza. Más información sobre las implicaciones del cautiverio de delfines.
La amenazada tortuga boba (Caretta caretta) han habitado los mares y playas alrededor de Dalyan durante miles de años, y sus zonas de cría están ahora protegidas por las organizaciones conservacionistas. Pero los peligros siguen siendo, y ponen el futuro de estos animales en serio peligro. Los barcos de pesca y de turismo representan una amenaza debido a las hélices y las redes de pesca, y las tortugas son cazadas por su carne o por la creación de objetos de artesanía. Los depredadores además siguen amenazando a sus huevos y sus zonas de cría se encuentran en peligro debido al desarrollo local. Las ONGs han colaborado con algunos barcos turísticos para cubrir sus hélices.
En Turquía, la lucha de camellos es uno de los más antiguos espectáculos tradicionales y es un acontecimiento que a pesar de haber sido casi erradicados en el pasado, cada año está ganando más popularidad a nivel turístico. En enero más de 20.000 personas de diferentes nacionalidades suelen asistir al “Selcuk Efes Camel Wrestling Festival”, evento que fue inaugurado en 1982 por el mismo Ministro de Cultura y Turismo de Turquía. Aunque este es el festival de este tipo más destacado, se celebran decenas de ellos a lo largo del año y en diferentes zonas del país.
El espectáculo, muy criticado por las organizaciones de defensa animal de todo el mundo, implica la participación de 140 camellos criados específicamente para la lucha –se trata de cruces de camellos machos y dromedarios hembra para garantizar un mayor tamaño y fuerza- y que son divididos en diferentes categorías según su peso y edad.
Pasa asegurar la “ferocidad” de los rumiantes –generalmente pacíficos- que participan, la temporada de luchas coincide con los tres meses en los que las hembras de camello suelen ser fértiles y los machos de consecuencia, más agresivos.
Incluso antes de empezar, es común observar a los camellos babeando espuma debido a la tensión. También se les suele mantener en ayuno o en estado de hambre durante los meses previos al evento, para que así se irriten más fácilmente.
Los animales luchan utilizando diferentes “técnicas” generalmente usando sus cuellos como arma. Muy a menudo, para que inicien o continúen con las embestidas, los entrenadores “empujan” a los animales a luchar azuzándoles y golpeándoles con palos. El animal que no se asusta, no huye, no grita o no cae al suelo es proclamado ganador y es generalmente vendido por una elevada cantidad de dinero. Más información.
La Organización internacional para la defensa de los animales PETA ha pedido un boicot turístico de Turquía a causa de su mala gestión de los gatos y perros callejeros. Cada año, para “limpiar” las calles de Turquía para los turistas, se cumplen sacrificios masivos de estos animales que son envenenados o transportados a zonas remotas, donde la mayoría de ellos mueren de sed o de hambre. Más información.
Excursiones a lomo de caballos y burros se ofrecen a los turistas en todo el país. Desafortunadamente, muchos de estos animales viven en condiciones estremadamente duras, son alimentados con dietas pobres y tienen que trabajar durante muchas horas al día y con un calor sofocante. Aunque la mentalidad hacia el trato de los equinos está lentamente cambiando en Turquía, todavía la gran mayoría de ellos siguen siendo maltratados y abusados por sus dueños. Más información.
Hoteles y fotógrafos de la costa sur del país –la más turística– abusan y explotan a chimpancés y otros animales salvajes por dinero. Las autoridades turcas afirman no poder poner fin a esta situación. Varios organizaciones internacionales de defensa animal han recibido quejas de turistas en Turquía y que indicaban que en sus hoteles se ofrecía a los huéspedes la oportunidad de fotografiarse junto a un chimpancé. En estos casos, las autoridades suelen culpar a los fotógrafos pero no a los hoteles. La mayoría de los animales utilizados en estas actividades son sacados de contrabando de su país de origen cuando aún son unas crías y asesinados después de sólo tres o cuatro años, cuando llegan a ser demasiado agresivos. Más información.
A continuación, un listado de ONGs locales que se pueden contactar en caso de querer hacer un donativo, una denuncia o encontrar un animal que necesita ayuda en Turquia:
Turismo Responsable - Fundación FAADA
93 624 55 38