La verdad sobre las islas de gatos y conejos en Japón

Gracias a las redes sociales en los últimos años se han hecho famosas las “islas de gatos” (Cat’s Islands) de Japón, supuestos paraísos donde los gatos viven en total libertad en pequeños espacios y están acostumbrados a los humanos. Aunque todavía no son excesivamente turísticas debido a su difícil acceso, estas islas ya reciben muchos viajeros que se desplazan hasta allí exclusivamente por sus gatos.

A pesar de lo idílicas que parecen en las fotografías que recorren Internet, estas islas no son el mejor lugar para los animales que viven en ellas. Los gatos no reciben ningún tipo de seguimiento veterinario y por ello hay muchos animales enfermos. Al no estar esterilizados, los gatos aumentan constantemente su población y suelen morir muy jóvenes.

Según Hannah Shaw, fundadora del grupo de rescate de gatos Kitten Lady, que viajó a varias de estas islas: «Aproximadamente un tercio de los gatos eran cachorros jóvenes que tenían con infecciones respiratorias no tratadas».

Muchos de los múltiples problemas de salud que tienen los gatos de estas islas podrían tratarse de manera fácil y rápida si hubiese un control veterinario. Pero los pocos habitantes de las islas no quieren intervenir y consideran que la naturaleza debe seguir su curso; eso significa que la población solo disminuirá debido a enfermedades, hambre, peleas y muerte de las crías. Hay que matizar que no hay nada natural en la presencia de los gatos en estas islas. Los animales llegaron traídos por los pescadores para controlar la población de roedores y de hecho, a día de hoy en las islas, los perros –posibles depredadores- están prohibidos.

El turismo afecta al bienestar de los animales

Los visitantes de las islas suelen traer comida para alimentar a los animales y eso degenera en peleas territoriales entre los machos por las zonas de alimentación.

En el puerto Ainoshima, una isla de gatos cerca de Fukuoka, desde principios de 2018 se ha remplazado un pequeño bote con un ferry más grande para llevar a los grupos de turistas que quieren visitar este “paraíso” felino. De la isla, Shaw destaca la endogamia que ha llevado a que casi todos los gatos tengan colas cortas y gruesas. Algo que debería ser una mutación genética regresiva, en estos animales se ha mantenido debido a que no hay variedad genética alguna que pueda corregir o mejorar la supervivencia.

Okunoshima se ha hecho conocida como “Usagi Jima” o “Isla Conejo” por los mil animales que viven en libertad. La isla, con una población de conejos estable, se hizo viral en 2014 y desde entonces no ha dejado de recibir visitas. Llena de turistas que los alimentan y sin depredadores, el aumento de la población de conejos ha destruido el ecosistema de la isla. Además, la alimentación equivocada que reciben de los turistas causa a estos animales graves problemas de salud y actualmente tienen una esperanza de vida de tan solo 2 años. Tal y como pasa en las islas de gatos, Okunoshima tiene carteles y advertencias en su página web que piden que no se alimente a los conejos, algo que los turistas suelen ignorar.

¿Qué hacen las autoridades?

En algunas islas, de momento pocas, se han empezado a implementar los métodos CES (captura, esterilización y suelta). Así los animales son esterilizados, se les hace revisión veterinaria y luego vuelven a su “hogar” sanos. Tokonoshima, con unos 3.000 felinos y Aoshima, con unos 130 gatos y sólo 13 habitantes humanos, han empezado a aplicar estos métodos de control.

¿Qué podemos hacer?

  • No fomentar el turismo en estas islas. Hay entidades locales y nacionales intentando actuar y mejorar la situación antes de que sus hábitats se conviertan en parques temáticos para el turismo.
  • No alimentar a los animales. Para conseguir la foto más mona en ocasiones estaremos provocando un enfrentamiento territorial que puede acabar más tarde con la vida de algún animal. También hay que prestar atención a los carteles y las advertencias de las páginas web oficiales, la autoridad local y los habitantes.
  • No compartir vídeos o fotos de estas islas como zonas idílicas. Podemos hacerlo explicando que la realidad va más allá de muchos animales bonitos y que su bienestar y sus vidas están en juego.
  • Colaborar con las entidades locales y gubernamentales. Puedes encontrar algunas aquí.

Fuentes: Metro, ChewyJin, Smithsonian

20/08/2018