Si hay un animal que despierte furor en la República de Filipinas es sin duda el tarsero. Un primate de dimensiones minúsculas, ojos saltones y aspecto amigable, que habita en exclusiva en este archipiélago del sureste asiático. Su cuerpo es tan pequeño que cabe en la palma de una mano y desprende tal sentimiento de fragilidad que parece convertirle en el perfecto animal de compañía.
Pero nada más lejos de la realidad: su tierna imagen es ciertamente una señal de la gran delicadez de su especie. Es un animal miedoso, que se estresa con gran facilidad hasta tal punto que es capaz de provocar su propia muerte ahogándose o golpeándose la cabeza cuando está en cautividad. Es por ello que el Gobierno de Filipinas ha empezado a preocuparse por la situación extrema que está viviendo el tarsero.
Su incipiente fama como icono del turismo en este país ha desatado un tráfico ilegal que se encarga de sacarlos de su entorno natural y venderlos como mascotas. Su precio solo ronda los 10 dólares estadounidenses, así que parece bastante fácil hacerse con un ejemplar y aumentar, a la vez, el número de víctimas. De hecho, en los últimos 20 años, la población ha disminuido tanto que su existencia se encuentra claramente amenazada.
En la última semana, la Philippine Tarsier Foundation Inc. (PTFI) rescató a dos ejemplares que iban a ser comercializados en diferentes ciudades del país. Uno de ellos se encontraba en un club de golf y el otro, dentro de un equipaje hallado en una terminal de autobuses. Por desgracia, ninguno de ellos pudo sobrevivir al rescate debido a la gran ansiedad que les provocó su captura y su posterior escondite forzado.
Joannie María Cabillo, gerente de la PTFI, recuerda que “es por ellos que somos famosos, así que debemos mantenerlos en su hábitat natural” ya que comporta beneficios para el eco-turismo del país. Además, advierte de su naturaleza nocturna: “Durante todo el día están sentados o durmiendo y es por la noche cuando les gusta viajar y cazar», así que tampoco parecen demasiado adecuados para tenerlos en un hogar conviviendo con las costumbres humanas.
Por desgracia, éste no es ni de lejos el único caso que existe de intento de domesticación de un animal salvaje. Desde hace unos años, se ha puesto de moda en nuestro país adquirir especies exóticas como animales de compañía. Su comercio legal preocupa y el ilegal supone el segundo más grande, por detrás del tráfico de armas. Se calcula que por cada ejemplar que llega vivo, otros nueve pierden la vida durante la captura y todo el proceso de traslado.
Una vez en las vitrinas, las tiendas venden los animales a cualquier cliente y la gran mayoría desconoce por completo las características de la especie. Además, tampoco se proporciona la información necesaria sobre sus cuidados. La atención inadecuada es la causa principal de las enfermedades que sufren en cautiverio y cuando los dueños se cansan, los abandonan en cualquier lugar a riesgo de causar un gran problema en el ecosistema.
Fuentes: http://skift.com/2013/07/07/philippines-seeks-to-protect-tourist-friendly-tarsiers-from-extinction/