El próximo 7 de julio, la ciudad de Pamplona se volverá a vestir de gala para vivir diez días de excesos y, desafortunadamente, crueldad, atrayendo a turistas de todo el mundo mediante su oferta de diversión, alcohol y adrenalina.
En nombre de un santo, San Fermín, esta fiesta de origen religioso se convierte en un símbolo más del maltrato animal en España.
La realidad de este acontecimiento de hecho, y lo que los touroperadores de todo el mundo suelen omitir u ocultar a sus clientes, es que durante estos días de fiesta 48 toros son vejados, maltratados y finalmente sacrificados en una plaza, al puro estilo romano, para la diversión de los participantes.
Los famosos encierros, que los turistas extranjeros suelen ver como una inofensiva “cursa” delante de los toros, empiezan a las 6:00 de la madrugada y consisten en un circuito dentro de las calles de la ciudad que ve como protagonistas los mismos toros que por la tarde serán sacrificados en las plazas.
Los animales, al verse libre del lugar donde ha estado enjaulado, echan a correr detrás de los «mozos», no porque quieran ser partícipes de la diversión, sino por miedo y estrés. Y por este mismo motivo pueden llevarse por delante y atacar lo que esté en su camino, cosas o personas: al tratarse de animales de unos 500 kg, que se encuentran en un estado de pánico, pueden resultar – como demuestran los varios accidentes ocurridos a lo largo de los años – muy peligrosos para los turistas que deciden participar en los encierros.
No, se trata, tal y como creen muchos visitantes extranjeros, de animales de una raza especial, específicamente criados para luchar: son más bien los mismos toros que en la naturaleza se encontrarían pacíficos y tranquilos comiendo hierba en una dehesa y que, como es lógico, reaccionan de forma agresiva en una situación de fuerte estrés.
Tal y como comentábamos, en la gran mayoría de encierros hay incidentes y los participantes pueden salir malheridos o incluso peor: en el año 2009 por ejemplo, un corredor murió al ser corneado en el cuello por uno de los toros. Pero en lugar de intentar detener accidentes de este tipo, los organizadores de las fiestas, movidos por los intereses económicos que este acontecimiento genera, siguen promocionando la participación de corredores inexpertos.
En definitiva, esperamos que algún día los turistas dejen de fomentar una fiesta que muchísimos españoles ya no consideran ni tradicional ni de todos, sino únicamente otra demostración de violencia y maltrato animal.
Pamplona es una ciudad muy bonita y que tiene muchísimo que ofrecer – construcciones arquitectónicas dignas de ser visitadas y un casco antiguo precioso, por ejemplo – los 365 días del año: ¿No sería mejor que los turistas que están en contra del maltrato animal decidieran visitar la capital de la Comunidad Foral de Navarra en otras fechas?
Para más información: https://turismo-responsable.com/blog/sanfermines-como-los-turistas-pueden-ayudar-a-los-animales
http://turismo-responsable.com/s49