Sanfermines: cómo los turistas pueden ayudar a los animales

Como cada año, en estos días miles de turistas extranjeros viajan a Pamplona para celebrar la tradicional fiesta de los Sanfermines: se calcula que en los nueves días de celebración 1 millón y medio de personas se unirán a los festejos, asistiendo a espectáculos, conciertos y observando – o participando – en la tristemente conocida carrera delante de los toros.

Se calcula que desde 1924 – año en el que se empezó a registrar este tipo de información – 15 personas han fallecido– mayoritariamente aplastadas – y miles más han resultado heridas. A pesar de estos datos y de los evidentes riesgos que existen para las personas, San Fermín sigue siendo uno de los acontecimientos nacionales más conocidos en el mundo y al que, como demuestran los números, se apuntan turistas de todo el mundo.

Pero lo que la gran mayoría de los extranjeros que viajan a Pamplona continúan sin saber, es que esa carrera delante de los toros no es una simple carrera para los animales, ya que además del fortísimo estrés y de las heridas que éstos puntualmente padecen a lo largo del recorrido – su destino final será la muerte. Porque estos animales, una vez llegados a la plaza de toros, serán toreados y matados en una corrida tradicional, espectáculo que muchas personas en todo el mundo condenan, pero que siguen fomentando al participar en eventos “aparentemente inofensivos” como este.

La suerte de estos animales y el perpetuarse de esta cruel tradición está hoy en día totalmente en las manos de los turistas extranjeros: porque mientras en toda España la asistencia a las corridas de toros sigue bajando y sus organizadores y propulsores se ven obligados a ofrecer descuentos de todo tipo para conseguir llenar una pequeña parte de los asientos, la matanza de Pamplona continua generando cada año miles y miles de euros debido a la presencia de los extranjeros.

Y aunque algunos de ellos suelan justificarse indicando que solo se apuntan a la juerga y no corren con los toros, está claro que su mera presencia allí es un incentivo para que la ciudad siga, año tras año, montando este festejo.

Solo el día que los turistas dejen de aparecer en Pamplona en protesta al asesinato de los animales, Pamplona tendrá que tomar acto del hecho que la tortura no es un buen atractivo turístico y que es necesario organizar un nuevo tipo de fiesta, donde siga habiendo música, bailes, vino y actuaciones pero deje de correr… la sangre de los animales.