Los animales son seres maravillosos, pero también son seres vulnerables. Y las personas que adoramos a los animales también somos vulnerables; esta fascinación nos hace ser posibles presas de actividades que si supiéramos mejor, no apoyaríamos. Así pues, en muchas ocasiones, las personas a quienes nos gustan los animales, contribuimos involuntariamente a la cruel explotación de animales
A continuación la experiencia de alguien que entró en el “Templo de los Tigres” de Canchanaburi, Tailandia, con mucha ilusión y se marchó con unas cuantas dudas…
¿Qué harías tu si tuvieras la posibilidad de entrar en un centro de este tipo? ¿Te negarías a entrar o lo harías para ver su funcionamiento con tus propios ojos?
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