En los últimos tiempos hemos escuchado mucho hablar de actividades turísticas que a pesar de implicar el sufrimiento animal, se siguen organizando o celebrando porque se consideran rentables a nivel económico.
En los últimos tiempos hemos escuchado mucho hablar de actividades turísticas que a pesar de implicar el sufrimiento animal, se siguen organizando o celebrando porque se consideran rentables a nivel económico.
En los últimos días está generando mucha controversia el debate relativo a la puesta en vigor del “Wildlife Protection Act 2010” de Malasya.
La redacción de dicha legislación se llevó a cabo con el objetivo de salvaguardar la vida y el bienestar de los animales salvajes del país y en especial de los que viven en cautividad.
El próximo mes en la India, uno de los eventos que mayor expectativa genera entre los turistas locales pondrá en peligro y supondrá la explotación de mínimo siete elefantes.
Muchas organizaciones de defensa animal del país se están poniendo en contacto con el Departamento Forestal del Estado y con el Consejo de Bienestar Animal de la India (AWBI) para oponerse al uso de elefantes en el famoso Pooram Festival de Dombivili.
Acaba de salir a la luz el escalofriante video que enseña una de las “actividades para turistas” que tiene lugar en el tristemente conocido Tiger Temple de Tailandia.
Agosto de 2012. Varias organizaciones internacionales de defensa animal y grupos conservacionistas han aplaudido la decisión del Gobierno de la India de imponer restricciones a los turistas que quieran visitar las reservas de tigres del país.
En una sentencia histórica, la Corte Suprema de la India ha dictaminado que los turistas no podrán acercarse a las zonas de las reservas donde habitan los tigres y deberán mantenerse al margen de dichas zonas y observar a los animales desde allí, es decir a unos 10 kilómetros de distancia.
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