Si hay un animal que despierte furor en la República de Filipinas es sin duda el tarsero. Un primate de dimensiones minúsculas, ojos saltones y aspecto amigable, que habita en exclusiva en este archipiélago del sureste asiático. Su cuerpo es tan pequeño que cabe en la palma de una mano y desprende tal sentimiento de fragilidad que parece convertirle en el perfecto animal de compañía.
Pero nada más lejos de la realidad: su tierna imagen es ciertamente una señal de la gran delicadez de su especie. Es un animal miedoso, que se estresa con gran facilidad hasta tal punto que es capaz de provocar su propia muerte ahogándose o golpeándose la cabeza cuando está en cautividad. Es por ello que el Gobierno de Filipinas ha empezado a preocuparse por la situación extrema que está viviendo el tarsero.