En China los “Parques de Tigre” siempre han representado una atracción turística tanto popular como controvertida: en el Harber Siberian Tiger Park, los visitantes son llevados dentro de coches o autobuses (cuyas ventanillas están protegidas con rejas) a través de amplias zonas donde pueden observar los tigres en un – aparente – estado de semi-libertad y donde incluso, pueden pagar para que se alimenten a los mismos con animales de granja (gallinas, patos y vacas) todavía con vida.
El Harber Siberian Tiger Park ha llegado a ser definido en algunos portales como el “más grandes parque natural de tigres siberianos en el estado salvaje” y la página www.travelchinaguide.com indica: “Para los turistas amantes de actividades excitantes, el Siberian Tiger Park es el sitio perfecto”.
Pero…¿cuál es la realidad detrás de este y de otros parques parecidos?
En primer lugar, que los animales que los turistas llegan a ver son tan solo una pequeña parte de los que habitan el parque: la gran mayoría de los 500 tigres viven en condiciones deplorables en pequeñas jaulas completamente privas de cualquier enriquecimiento ambiental.
Además, según indican varios expertos en fauna salvaje, las instalaciones del parque son peligrosas no solo para los animales sino también para los trabajadores y los visitantes: en enero de 2011, el conductor de uno de los autobuses del parque bajó del vehiculo que se había quedado encallado en la nieve: uno de los tigres lo atacó matándole en frente de los turistas aterrorizados.
Pero la realidad más dura, detrás de la fachada conservacionista de estos lugares, es que los mismos existen principalmente para criar y alimentar la industria del vino de hueso de tigre.
A pesar de que el comercio de las partes de estos animales esté legalmente prohibido desde 1993, este vino se siguen vendiendo en todo el país, y es especialmente solicitado en las zonas más rurales, donde la medicina tradicional aún tiene una gran importancia, y donde se sigue creyendo que el vino hecho con los huesos del animal más fuerte del mundo hará fuerte quién lo beba.
Los precios del vino van de los 100 a los 800 $ por botella y es fácil entender porque los responsables de estos parques estén muy pocos incentivados a mantener a los animales con vida y es fácil ver tigres extremadamente delgados.
La misma bebida se puede comprar en los parques y aunque generalmente las etiquetas no indican explícitamente los ingredientes, los empleados suelen confirmar de manera muy abierta que se trata de vino de hueso de tigre.
Hasta hace poco, las autoridades locales solían indicar que la existencia de estos parques- granjas “aliviaba” la presión sobre la población de tigres en peligro de extinción ya que, gracias a las mismas, ya no era necesario cazar animales del estado salvaje. Pero tal y como indican organizaciones de defensa animal como la británica Enviromental Investigacion Agency – y los números – es cierto lo contrario: en China desde 1980 el número de tigres en cautividad ha pasado de 20 a 6000, mientras que el de ejemplares en el estado salvaje ha bajado de 4000 a entre 20 y 50 animales.
Esto se debe principalmente a que los compradores más adinerados consideran más valioso el vino hecho con partes de tigres salvajes, considerados animales más fuertes.
Afortunadamente, a nivel internacional, hay cada vez más información sobre el terrible trafico de tigres y otras especies en China, y lugares como el Xiongsen Bear and Tiger Mountain Village – posiblemente el más controvertido de los parques de China – que un tiempo atraía a centenares de turistas cada día, en la actualidad ha visto bajar considerablemente el número de sus visitantes.
Fuente: http://www.smh.com.au/travel/travel-news/chinas-tiger-parks-under-fire-20140407-3686n.html