Hoy os queremos proporcionar otro ejemplo de cómo el turismo y los turistas poco informados pueden, muy a su pesar, causar graves daños al medioambiente y fomentar la desaparición de animales en peligro.
Las iguanas que viven en el Norte de las Islas Bahamas son una de las especies de lagartos más amenazadas en el mundo y actualmente, en el estado salvaje, tan solo quedan unos 5.000 ejemplares. Su hábitat natural, un puñado de pequeñas islas, se ve afectado por una serie de diferentes amenazas como la urbanización, la caza, las especies no autóctonas y el tráfico de animales exóticos. Y, a todo esto, hay que sumar el turismo.
¿Porqué? Hace unos 20 años, estos animales solían vivir en el interior de las islas y, a duras penas se acercaban a la playa. Hoy en día, tras que el turismo empezara a ganar importancia hace unos 5 años, hasta en las playas más remotas es posible ver iguanas acercarse a las personas. Debido a esta nueva y creciente industria, los humanos se han convertido en una “fuente de comida” para estos animales, que ya no se esconden ni sienten miedo, y acaban siendo fáciles victimas del trafico ilegal o de la caza.
Y no se acaba aquí, ya que los muchos turistas que dan de comer a estos animales son la causa de otros graves problemas. Los operadores locales llevan ya unos años invitando a sus clientes a alimentar las iguanas con pan y uva, y los últimos estudios demuestran que los animales padecen ahora un “amplio abanico” de desviaciones nutricionales, como niveles elevados de glucosa e insuficientes de potasio. Algunos ejemplares incluso presentan altos índices de colesterol debido, probablemente, al hecho de que algunos turistas les dan de comer carne. El 100% de los animales alimentados artificialmente además, tiene parásitos internos y toda la población está ahora más expuesta al riesgo de epidemias.
Pero según los expertos, prohibir a los turistas dar de comer a las iguanas no es una solución viable ya que el turismo tiene demasiada importancia económica para la isla y el gobierno no lo permitiría. Y el hecho de que sea complicado acceder a algunas de las islas más remotas, haría que los controles fueran demasiado complicados.
La única solución por lo tanto, es que el Gobierno llegue a ver las iguanas como un recurso valioso y decida actuar para protegerlas exigiendo, por ejemplo, que los tour operadores proporcionen a los turistas comida apta para estos animales, e incluso a que, en algunas islas, se vete este tipo de práctica.
Este es solo un ejemplo del daño que los turistas pueden provocar a los animales y al medioambiente y, en línea general y sin referirnos solamente a Bahamas ni sólo a este animal en específico, el consejo que todos los viajeros deberían tener siempre bien en mente es: Nunca dar de comer a los animales.
Fuente: http://www.takepart.com/article/2013/12/16/surprising-damage-we-do-feeding-wild-animals
[…] Hoy os queremos proporcionar otro ejemplo de cómo el turismo y los turistas poco informados pueden, muy a su pesar, causar graves daños al medioambiente y fomentar la desaparición de animales en peligro. Las iguanas que viven en el Norte de las Islas Bahamas son una de las especies de lagartos más amenazadas en el mundo y actualmente, en el estado salvaje, tan solo quedan unos 5.000 ejemplares. Su hábitat natural, un puñado de pequeñas islas, se ve afectado por una serie de diferentes amenazas como la urbanización, la caza, las especies no autóctonas y el tráfico de animales exóticos. Y, a todo esto, hay que sumar el turismo. […]