
Este incidente nos recuerda que, pese a sus amplias instalaciones, Cabárceno sigue siendo un zoológico que, como todos los centros de este tipo, intercambia animales y prioriza la exhibición de especies sobre su bienestar. De hecho, este no es el primer caso de accidente en el parque. Solo para poner algunos ejemplos, en noviembre de 2014, varios lobos adultos fueron abatidos a tiros, y en 2018 tres jirafas murieron calcinadas debido al mal estado de las instalaciones.
También, en febrero de 2021, un trabajador del parque perdió la vida tras ser golpeado por un elefante mientras realizaba tareas de limpieza en el área de los paquidermos. Estos hechos ponen en evidencia los retos inherentes para garantizar la protección tanto de los trabajadores como de los animales.
Además, por lo que se refiere al compromiso del centro con la conservación de especies en peligro de extinción, tal y como pasa en todos los zoológicos del mundo, solo una minoría de las 150 especies que aquí se albergan está en riesgo, mientras que el resto se mantiene en exhibición para obtener beneficios económicos.
En definitiva, queremos recordar que a pesar de que su nombre completo «Parque de la Naturaleza de Cabárceno» puede llevar a confusión (al igual que su localización y sus instalaciones grandes y en plena naturaleza), este zoo sigue teniendo un objetivo de lucro e importantes problemas de gestión. De hecho, es también uno de los centros de su tipo con mayor descontrol reproductivo. Esto les lleva a tener muchos problemas por alta densidad de individuos y los animales que son considerados «excedentes» acaban sacrificados o repartidos (vendidos o cedidos) a otros centros.
Este número excesivo de animales tiene además otras consecuencias entre las que destacan el gran número de conflictos que, tal y como demuestran distintos casos que han visto involucrados a tigres del parque, acaban en trágicas peleas o en fugas que, como en el caso del leopardo, también llevan a la muerte de los animales involucrados. Por ello es imprescindible recordar que, aunque las instalaciones del centro puedan parecer muy amplias, si hay un número demasiado elevado de individuos, el tamaño deja de ser adecuado.
En definitiva, desde FAADA invitamos a todas las personas que quieran ver animales salvajes, a informarse bien para así poder distinguir entre zoológicos y centros de rescates reales. Y por ello, dejamos más información en los enlaces a continuación: