Hace unos días nos enterábamos de que los 60 huevos depositados en la playa de la Mar Bella de Barcelona por una tortuga boba habían empezado a eclosionar. Los mismos habían sido vigilados durante más de un mes por un grupo de voluntarios con el objetivo de que ningún curioso se acercara interrumpiendo o molestando el desarrollo de los animales.
Pero ¿a qué se debe tanta necesidad de proteger y vigilar los huevos de tortuga?
Las siete especies existentes de tortugas marinas –verde, boba, laúd, golfina u olivácea, carey, plana y lora o golfina– están clasificadas como “en peligro” o “en peligro crítico”. Estos animales nadan grandes distancias en el océano cada año y las hembras son capaces de regresar a la misma playa donde nacieron, a miles de kilómetros de distancia, décadas después.
Pero como a menudo pasa, la actividad humana pone en riesgo a las tortugas marinas y puede afectar la supervivencia de sus poblaciones. En varias partes del mundo, esta es temporada de anidación para ellas y es fundamental que las personas sean conscientes de la importancia de no molestarlas y de no tocar sus nidos o crías.
Los huevos de tortuga marina son extremadamente frágiles y suaves. Cualquier tipo de alteración en el nido, incluida la excavación, puede dañarlos e interrumpir el desarrollo de los embriones. Destruir un solo nido afecta negativamente a las poblaciones de tortugas marinas en los años a venir porque muy pocos animales llegan a la edad adulta. Las hembras además, deben sobrevivir durante un mínimo de 10 años, dependiendo de la especie, antes de poder aparearse y reproducirse.
Las luces brillantes en la noche también son un peligro mortal para las tortugas marinas. Cuando las crías rompen el huevo por primera vez y necesitan entrar al agua, se dirigen instintivamente hacia la luz más brillante, que naturalmente sería la luna reflejada en el océano. Pero las luces artificiales de los hoteles y bares en la playa, de los móviles o de la misma ciudad, son más brillantes que la luna, por lo que las crías se desorientan y acaban dirigiéndose hacia carreteras y centros urbanos, donde no tienen posibilidad de sobrevivir. Las luces artificiales también pueden disuadir a las hembras de anidar en la playa, haciendo que regresen al océano y depositen sus huevos allí, donde las tortuguitas nunca llegarán a nacer.
La mejor manera para las personas de ayudar a estos animales es, por lo tanto, dándoles el espacio que necesitan. Prueba de ello es que, debido al confinamiento por la COVID-19, las tortugas están anidando en cantidades récord en Brasil, Costa Rica, India, Tailandia y EE.UU. ¡Que siga así!
En definitiva, ¿quieres ayudar a las tortugas marinas? Toma nota:
- Mantente fuera del campo visual de las hembras que anidan.
- No toques nunca las tortugas marinas.
- No lleves a las crías al agua.
- Deje los huevos y nidos en la playa y avisa a las autoridades para que puedan protegerlos.
- No dejes pertenencias o basura en la playa y rellena los agujeros que veas en la arena.
- Si estás en la playa por la noche, en una zona donde podrían anidar tortugas marinas, apaga la luz del móvil, linterna, cámara de fotos, etc. o ponles un papel o tela roja encima (las luces rojas les molestan mucho menos).
- Si vives en una ciudad donde regularmente anidan las tortugas marinas, movilízate para que se adopten ordenanzas de iluminación favorables a las tortugas. Es posible, por ejemplo, reemplazar las luces LED brillantes por luces ámbar o rojas de bajo voltaje.
Y si vives lejos de estos animales, no olvides que la pesca comercial y sus redes fantasmas matan cada año ciento de miles de tortugas marinas. Así que si dejas de consumir pescado, ¡estarás ayudando a proteger a todos los habitantes del océano! ¿Necesitas algún consejo para empezar? Entra en la web de nuestra campaña Fish Trap y descárgate el menú semanal que hemos preparado para ti:Fish Trap
Fuente: Peta Latino